Todos sabemos que alimentarse saludablemente es
sinónimo de un gasto extra para la billetera – llegando hasta un 5o% del presupuesto
habitual – pero, además, descubrimos que la oferta de estos productos no suele
exhibirse de forma equilibrada frente a la comida tradicional o el fast food.
La realidad es que muchos productos que son
saludables tienen precios distintos a los tradicionales, y si a ello le sumamos
que en la calle la oferta gastronómica para comer sano es escasa (¿cuántos
restaurantes vegetarianos hay en comparación con pollerías o sangucherías en tu
distrito?), estamos en problemas.
Sanas propuestas
Lo primero que se viene a la mente a la hora de
salir a tomar o comer algo saludable es en tomarse un jugo o un sánguche (pan
dieta) de pollo, digamos. Algunos juguerías ofrecen “fruta 100% natural, la
fruta es el día”, al menos eso reza en la web de Mi Fruta. Indican las 150
combinaciones en el menú de sánguches y ensaladas de frutas.
Otra opción es no ir a un local y preferir pasar
por el supermercado a comprar para la semana. Fuimos al supermercado de Wong en
La Aurora, Miraflores.
La primera impresión fue que dentro la empresa ha
logrado mantener una oferta muy variada, aunque se nota que busca destacar la
comida rápida o preparada. Mientras que las ensaladas y frutas no tienen mayor
difusión que un par de letreros, el corner de pollo a la brasa tiene su propio
decorado y parece una tienda dentro de otra, y por su lado la sección de
embutidos siempre veremos impulsadoras que nos ofrecen al paso sus productos,
desde jamones hasta chorizos recién salidos de la parrilla.
Vemos las diferencias: los jugos naturales pueden
costar hasta el triple que las versiones comerciales. Los yogures tienen una
sección especial, pero la sensación es que deben venderse ellas mismas a través
del empaque. Utilizando palabras clave como “probióticos”, “cultivos”,
“naturales”, “cero colesterol”, buscan marketarse del lado saludable en los
consumidores, para que de alguna forma ellos también repitan estas palabras
para diferenciarlos del resto.
Hicimos la prueba: con S/. 150 quisimos armar un
presupuesto semanal entre comida saludable vs la tradicional. No nos sorprendimos
por el resultado: si solo consumíamos ensaladas, pechuga de pollo y frutas,
salía casi un 30% más caro que comer comida congelada, preparada o ya lista.
En el recorrido, nos topamos con dos señoras (no
quisieron darnos sus nombres) quienes comentaron que prefieren ir a un
supermercado para comprar frutas y verduras, especialmente en verano, porque
siempre están frescas. Les molesta que estén más caras que en otros lugares
pero tienen que buscar la manera de hacer que sus hijos consuman de forma sana,
pues ellas se sienten dentro de una competencia desleal con los fast food y
toda la comida de la calle.
Una de las señoras nos indicó que otra opción es
una feria llamada Biomercado Saludable, donde tienen precios adecuados por el
tipo de producto que ofrecen. Decidimos buscar a Fernando Alvarado,
representante de esta empresa quien recalcó que todos los productos son no solo
del mismo día sino que no tienen nada congelado. La mayoría de sus proveedores
son de provincia. Por ejemplo, el queso lo traen desde Huancayo. La feria tiene
2 sedes (Miraflores, La Molina), 35
expositores y hasta un patio de comidas. Solo funciona los sábados de 8 am a 1
pm.